Los términos, directorio y buen gobierno corporativo, suelen asustar a muchos emprendedores, en parte por falta de entendimiento de ambos conceptos. El sentido común imperante es que formar un directorio e implementar buenas prácticas de gobierno corporativo debe atrasarse y no es necesario hasta que se levante dinero institucional (VC). Es decir, se ve como una condición para recibir fondos y no necesariamente como algo que añada valor.
Tres razones comunes que los emprendedores citan para no tener un directorio son:
Generar una idea, diseñar un producto y lanzarlo al mercado genera niveles de arrogancia y de suficiencia que lleva al emprendedor a desconocer, explícitamente o implícitamente, que puedan existir personas fuera de su entorno cercano que pueda agregarle valor. Quienes piensan así suelen encontrarse tarde o temprano con una realidad que los abruma e intentan buscar ayuda cuando es demasiado tarde.
Los que reconocen el valor que pueden dar personas externas, inversionistas o no, a veces no quieren formar un directorio porque consideran que las reuniones formales son una pérdida de tiempo y prefieren juntarse en reuniones individuales. Si bien esto es un avance, estas reuniones no replican un intercambio de ideas entre un grupo de profesionales y expertos que se nutren uno del otro. Es de esos intercambios que nacen propuestas y que le pueden dar a los fundadores el “feedback” que necesitan. Para que eso no suceda se debe estructurar las reuniones eficientemente, dándole un tiempo corto a presentar los resultados para enfocar más tiempo a conversar acerca de temas estratégicos para la empresa. La reunión ya no es una obligación tediosa, sino en un ejercicio útil para los fundadores y enriquecedor para los directores.
Los emprendedores subestiman el valor de compartir la toma de decisiones con personas experimentadas y con diversidad de conocimientos, que los guíen en temas estratégicos, comerciales, operativos y financieros. En una reunión de inversionistas, analizando un caso de desinversión reciente, Culqi, concluimos que un directorio hubiera podido ayudar a los founders a estructurar mejor los levantamientos de capital y evitar las tediosas negociaciones que tuvieron con los distintos grupos de inversionistas para poder cerrar la venta a Krealo (corporate venture de Credicorp). Compartir la toma de decisiones con un directorio también otorga mayor respaldo frente a los inversionistas actuales y transmite la señal a otros interesados en invertir que los fundadores son serios con respecto a asumir buenas prácticas de gobierno corporativo.
Como incentivo adicional para ello está la ventaja de tener “cómplices” en esta toma de decisiones, generando escenarios donde “el CEO y su equipo son responsables de lo bueno y el directorio de lo malo”.
Es por ello que los fundadores van tomando conciencia de este desafío y ya estamos trabajando con algunos como Fernando L. de Aprendiendo.la para incorporar buenas prácticas de gobierno corporativos caminando hacia la formación de un directorio que agregue valor, tenga reuniones eficientes y lo apoye para tomar las decisiones estratégicas más importantes.